REFLEXIONES CICLISTAS

(Artículo de opinión publiacado en el Diario de Navarra, 21 de octubre de 2013)
 
Las colaboraciones publicadas en este mismo diario, en alusión a los ciclistas, con motivo de la celebración de la Semana de la Movilidad Sostenible, han puesto de manifiesto la creciente preocupación y malestar del colectivo de usuarios de la bicicleta de nuestra ciudad.
Desgraciadamente, la noticia no es lo que se está haciendo, sino lo que no se está haciendo.
El Plan de Ciclabilidad de Pamplona, aprobado en el 2005, tras ser abordada su primera fase (con sus luces y sus sombras), se encuentra actualmente paralizado. En lo que respecta a la implantación de las calles 30, la escasez de elementos reductores de velocidad en el pavimento, unida a la permisividad de los agentes de tráfico, está propiciando que, por ellas, los vehículos circulen a velocidades superiores a 40 km/h . Con estas velocidades, la mayoría de los ciclistas renuncian a circular por las calles 30, ya que entraña un considerable riesgo de no ser visto y sufrir un atropello. Por todo ello, a los ciclistas no nos faltan razones para sentirnos ignorados y discriminados.
Sin embargo, es una lástima que, en esas publicaciones que han analizado profusamente los problemas que atañen a los ciclistas, no se haya hecho la menor alusión a lo más importante: la búsqueda de soluciones reales. No sirve de nada señalar los innegables defectos, si no se aportan explícitamente remedios, que los hay, para divulgarlos entre todos los ciudadanos e iluminar la errática gestión de nuestros políticos.
En este sentido, desde mi punto de vista, debo señalar que la política de normalización del uso de la bicicleta requiere necesariamente:
-El desarrollo de una red básica y conexa de carriles bici, homologada con criterios técnicos y considerando su interacción con el resto de los agentes de la movilidad. Las aceras señalizadas no son vías ciclistas, sólo un parche que está resultando más problemático que útil. De esta manera, se solucionaría en gran medida el problema de que los ciclistas circulen por las aceras. El perfil del ciclista urbano es muy heterogéneo, y para muchos puede suponer un obstáculo insalvable la obligación de circular por la calzada, así que, de esta forma, conseguiríamos que la bicicleta sea una práctica al alcance de cualquiera. Este planteamiento es defendido por la Federación de Ciclistas Europeos y por los teóricos de las políticas de infraestructuras ciclistas. Y ha sido adoptado en todas las ciudades europeas de tradición ciclista, donde nos llevan una gran delantera en estas lides. Una encuesta del año 2004 en la ciudad de Pamplona, puso de manifiesto que el 36% de los ciudadanos encuestados se sentían ciclistas potenciales, dispuestos a utilizar la bici siempre y cuando dispusiesen de carriles bici.
-Por otro lado, las calles 30, para que tengan una efectividad real de calmado de tráfico y a la vez resulten vías ciclables (donde quien opte por ellas circule compartiendo espacio con el resto de vehículos), deberían estar provistas de los correspondientes reductores de velocidad, como pasos de cebra elevados, mesetas, bandas rugosas, etc. Además, la velocidad de los coches tendría que ser controlada de manera rigurosa.
-Puesto que las políticas de la bicicleta son de ámbito local, en su elaboración, habría que crear cauces de participación de los colectivos ciclistas, donde sus derechos y propuestas puedan ser escuchadas y tomadas en consideración.
-Además, sería necesario, hacer campañas de educación vial, donde se tuviera presente la figura del ciclista, como un agente más de la movilidad
Por todo ello, cuando existen soluciones, nuestra debilidad estaría en no enumerarlas, y nuestra fuerza ,en manifestarlas de manera pública.
Es mejor encender una luz que maldecir las tinieblas (Confucio)
Jesús Sukuntza
Ciclista urbano y miembro de AMTS

PREMIO AMTS 2013

LA EMPRESA DE FABRICACIÓN DE BICICLETAS CONOR SPORT S.A., GALARDONADA CON EL "PREMIO A LA MOVILIDAD SOSTENIBLE AMTS -2013"

La Asociación Medios de Transporte Saludables otorga, con carácter anual, el "Premio a la Movilidad Sostenible AMTS", con el fin de respaldar y reconocer la labor más destacada, en favor de la movilidad sostenible y en particular la bicicleta, por parte de personas o entidades públicas o privadas.

Este año, séptima edición del galardón, el premio ha recaído en la empresa de fabricación de bicicletas CONOR SPORT S.A., única en Navarra.

La Asociación Medios de Transporte Saludables quiere subrayar así la importancia del sector industrial de la bicicleta, como uno más de los agentes imprescindibles implicados en la demandada promoción del uso de la bicicleta, y también de la defensa de este sector económico en nuestro territorio.

Un reconocimiento que llega en un momento en el que la fuerte crisis está afectando duramente a dicho sector, al que, por otra parte, no le están llegando las necesarias y deseadas ayudas económicas.


Acta del Ayuntamiento de Pamplona contra la obligatoriedad del casco ciclista en la ciudad

PLE 26-ABR-13 (7/MO) PROPUESTA DE LOS GRUPOS MUNICIPALES DE NABAI 2011, P.S.N. Y BILDU Y CONCEJALES NO ADSCRITOS DE ARALAR E I.E. con-tra el uso obligatorio de casco de los ciclistas en desplazamientos urbanos.

Se da lectura a una proposición presentada por NaBai 2011, P.S.N., Bildu y Concejales no adscritos de Aralar e I.E., en la que se propone: «Recientemente, la Dirección General de Tráfico ha hecho público, como paso previo a su aprobación, el borrador del nuevo Reglamento General de Circulación, en el que se incluye la obligatoriedad del uso del casco para todos los desplazamientos en bicicleta por vías urbanas.

La bicicleta ha experimentado un notable auge en Pamplona durante los últimos años, debido al desarrollo de estructuras ciclistas y a las políticas de calmado de tráfico, con la implantación del límite de velocidad a 30 km/h en todas las calles de un único sentido y con un único carril.

En este periodo, y pese al creciente número de usuarios y desplazamientos en bicicleta que dia-riamente se realizan en nuestra ciudad, consideramos que el número de accidentes en los que se encuentran implicados ciclistas es bajo. La inmensa mayoría de las lesiones no guardan relación con el hecho de no llevar casco, y los de carácter grave o mortal son porcentualmente muy bajos, y suelen ser consecuencia de atropellos. En los politraumatismos derivados de éstos no suele incidir la variable de llevar o no casco, ya que está concebido como un complemento deportivo ligero, diseñado para paliar las consecuencias de caídas y accidentes menores. No existe evidencia de que la obligatoriedad del uso del casco en carretera, vigente desde 2003, haya supuesto ninguna mejora sustancial para la seguridad del tráfico ciclista, ni hay razón para prever que su extensión a las vías urbanas vaya a tener un impacto diferente.

Por el contrario, la imposición de su uso obligatorio sería tremendamente disuasorio para un porcentaje muy alto de los usuarios que utilizan la bicicleta como medio de transporte urbano, ya que implicaría la obligación de llevar consigo permanentemente el casco o de exponerse a una casi segura sustracción en caso de dejarlo junto al vehículo. Más graves aún serían sus efectos en el servicio Nbici de préstamo gratuito de bicicletas, puesto que los usuarios se verían obligados a llevar el suyo propio o se haría necesario articular algún sistema de alquiler, con los consiguientes inconvenientes de infraestructuras, personal o adecuación de las tallas ofertadas, por lo que con toda probabilidad el servicio se desarticularía.

La implantación del casco obligatorio en zonas urbanas sería una medida excepcional en el marco europeo (sólo Malta lo contempla), donde países con enorme tradición ciclista y un porcentaje altísimo de desplazamientos ciclados como Holanda, Alemania, Bélgica, Dinamarca o Francia han desechado su imposición por inútil y contraproducente, como demuestran las nefastas estadísticas de países como Israel, Australia o Nueva Zelanda, donde supuso un descenso de usuarios urbanos de un 40%. Por el contrario, en Holanda, donde un 27% de los desplazamientos se realizan en bicicleta, apenas el 1% de los ciclistas utiliza el casco.

Está demostrado, por tanto, que su obligatoriedad repercute muy negativamente en el número de personas que se inclinan por la bicicleta como medio de locomoción urbano, echando por tierra todos los avances logrados durante los últimos años y desincentivando que estos ciudadanos se beneficien de los efectos positivos de su uso. Un estudio de la Organización Mundial de la Salud reconoce que pedalear 30 minutos al día es una de las prácticas más eficaces en la lucha contra las enfermedades coronarias y la obesidad.

Por todo ello, en pro del interés general, las autoridades deben facilitar el uso de la bicicleta, incidiendo en la seguridad de los ciclistas no con la imposición de la obligatoriedad del uso del casco en toda circunstancia, sino garantizando un marco completo de seguridad, un modelo integral, combinado, que aúne una red básica de vías ciclistas homologada con criterios técnicos y políticas de calmado de tráfico, acompañadas, por supuesto, de campañas de seguridad vial que incluyan explícitamente la figura del ciclista como un agente más de la movilidad, con su legítimo derecho a sentirse seguro y protegido frente a los vehículos motorizados.

Este modelo es el defendido por la inmensa mayoría de los expertos en infraestructuras ciclistas y por la Federación de Ciclistas Europeos, y se viene desarrollando desde hace décadas en los países europeos de mayor implantación de la bicicleta.

Por todo ello, el Pleno adopta el siguiente ACUERDO:

Instar a la Dirección General de Tráfico a que no incorpore en el nuevo Reglamento de Circulación el uso obligatorio del casco en desplazamientos urbanos.».

 
Sometida a votación la inclusión en el orden del día, es aprobada por unanimidad de 27 votos.


Se da lectura a la enmienda de sustitución presentada por U.P.N., en la que se propone: «EL PLENO del ayuntamiento de Pamplona ACUERDA animar a la Dirección General de Tráfico , Asociaciones y usuarios de la bicicleta a seguir manteniendo un diálogo constructivo para llegar a un consenso sobre el uso del casco en desplazamientos urbanos y proponer que el nuevo Reglamento de Circulación permita que la utilización del casco pueda estar regulado por las propias ordenanzas municipales, pudiendo dejar exentas de la obligatoriedad de uso determinadas zonas atendiendo a las características y condiciones de ciclabilidad de cada Municipio.».

 
Sometida a votación la enmienda de sustitución de U.P.N., es rechazada por 13 votos a favor y 14 votos en contra.

 
Sometida a votación la proposición de NaBai 2011, P.S.N., Bildu y Concejales no adscritos de Aralar e I.E., es aprobada por 14 votos a favor y 13 votos en contra, adoptándose el siguiente acuerdo:

PLE 26-ABR-13 (7/MO)

«SE ACUERDA instar a la Dirección General de Tráfico a que no incorpore en el nuevo Reglamento de Circulación el uso obligatorio del casco en desplazamientos urbanos.»

EL CASCO CICLISTA Y LA SEGURIDAD

En los debates que se están suscitando sobre la necesidad o no de obligar a los ciclistas a utilizar el casco en la ciudad, la palabra más recurrente, como no podía ser de otra manera, es la de la seguridad. Entre los defensores de la obligatoriedad del casco han surgido voces de profesionales de la sanidad, que destacan que una simple caída a una velocidad moderada, incluso de 10 km/h,  puede originar un traumatismo grave o mortal.

Desde este planteamiento alarmante, podríamos extrapolar la seguridad a otros ámbitos de la movilidad. De esta manera, todos aquellos que practican footing, con velocidades que oscilan entre 10 y 15 km/h, estarían expuestos a caídas que podrían ocasionar los mismos traumatismos graves, debido a tropezones o resbalones por suelo mojado. Y no digamos ese gran número de jóvenes que corren los encierros, expuestos continuamente a las caídas y también a ser empitonados por las astas, que correrían el mismo riesgo o mayor. Con lo cual, a todos ellos se les tendría que obligar a utilizar el casco. Pero la racionalidad nos dice que tan malo es el exceso en la autoprotección, como la excesiva dejadez y despreocupación al respecto.

En mi opinión, la búsqueda de las soluciones al problema de la seguridad del ciclista requiere partir de dos premisas: la primera es que el perfil del ciclista urbano es muy variado. La edad, las condiciones físicas de agilidad, de reflejos o de fuerza y la destreza con la bici varían mucho de unos a otros. Y la segunda: al ciclista le asiste el derecho incuestionable de sentirse seguro y protegido frente al resto de los vehículos a motor.

Todo esto nos lleva a que la clave de dicha seguridad y protección no estaría en obligar a utilizar el casco, sino en el establecimiento de un sistema combinado e integral, de una red básica de vías ciclistas homologado con criterios técnicos, y de la aplicación de políticas de calmado de tráfico (calles 20 y 30). Además se debería contar con campañas de educación vial en las que se integre de manera inequívoca a los ciclistas. De esta forma, esa gran cantidad de ciclistas que no se atreven a circular por la calzada, por una percepción objetiva y/o subjetiva de peligro, lo harían por las vías ciclistas, y el resto, en la medida de sus capacidades, lo podría hacer por ambas zonas indistintamente. El resultado sería que cada uno podría circular por el medio que más le favoreciera y nadie quedaría excluido. Además, solventaríamos el problema de la circulación de los ciclistas por la acera. Todos estos procedimientos no son nuevos, ya están inventados y los defienden la Federación Europea de Ciclistas y numerosos expertos en políticas de infraestructuras ciclistas. Así mismo, es lo que se viene haciendo, desde hace décadas, en todos los países europeos de tradición ciclista, como Holanda, Alemania, Bélgica, Dinamarca, etc.
Debo añadir que, aunque estoy en contra de la obligatoriedad del uso del casco en la ciudad, opino que es razonable que se aconseje su uso, pero creo que la decisión final ha de tomarla el ciclista en función de su formación ciclista tras evaluar las circunstancias del desplazamiento.

Jesús Sukuntza
Ciclista urbano y miembro de AMTS