Alrededor de 5.000 bicicletas circulan ya por las calles de Pamplona reclamando al Ayuntamiento una política más activa en materia de movilidad, con la puesta en marcha del ya demandado, desde la legislatura pasada, carril bici de la Txantrea al Labrit, o la mejora de los actuales carriles bici con su acabado en rojo.
En concreto, y según explicaron desde la Asociación de Medios de Transporte Saludables, AMTS, ya en los años 90 se llevó a cabo una campaña reivindicativa de bidegorris, pero el año pasado se llevó a cabo una nueva iniciativa para reclamar una vía que una la Txantrea con la cuesta del Labrit, y ya hay 3.500 matrículas ciclistas con el mensaje Carril Bici Txantrea-Labrit ¡Ya! Como se sabe, el proyecto de corredor sostenible del Labrit fue diseñado en la legislatura pasada, pero después de un proceso participativo, no dio tiempo a licitarse las obras, por lo que los ciclistas tienen “la esperanza” de que se vaya a acometer esta legislatura. Según AMTS, se trata de una vía ciclista que urge ahora más que nunca, una vez que la nueva Ordenanza de Movilidad ha bajado a las bicis a la calzada y de que se trata de una vía de velocidad 50 para los coches y de gran peligrosidad.
La segunda campaña, se puso en macha hace cuatro meses por AMTS, para reclamar que el de Pío XII, así como los tramos implantados en otras calles de la ciudad, se pintaran en rojo, y ya hay 1.500 bicis con las placas con el mensaje Carril bici rojo! Bidegorria! incorporadas circulando por la ciudad. Estos datos ponen en evidencia que los usuarios de la bicicleta se están movilizando para reclamar sus derechos, máxime cuando son uno de los principales agentes de la movilidad. “En la pirámide de la movilidad se nos pone arriba, pero a la hora de la verdad nos ningunean”.
“Llevamos 17 años de retraso en materia de vías ciclistas”, señalan desde AMTS y añaden que “estamos cansados de que se nos utilice, porque a cualquier cosa se le llama aquí carril bici”, y exigen “carriles bici bien hechos y atendiendo a los criterios técnicos de homologación”. Respecto a la intención anunciada por el concejal de Movilidad Fermín Alonso de pintar de rojo vías ciclistas como la de Pío XII, se muestran esperanzados. Como se sabe, en la anterior legislatura se optó por no dar color al carril bici de Pío XII al considerar que se trataba de una inversión costosa y con un mantenimiento caro, algo con lo que discrepan desde el colectivo ciclista.
Además del de Pío XII, hay otro carril que, según observan desde AMTS, debería estar distinguido con color: el de Trinitarios. “Este detalle sería muy importante para que los ciclistas potenciales interpretaran que esta vía está protegida y la utilizaran”, al tiempo que alerta a los coches de que se trata de otra vía.
¡Carril bici ROJO!-BideGORRIA!
Entre todas las noticias, se ha mencionado la intención (¡Por fin!) del nuevo Ayuntamiento de pintar los carriles bici de un color rojo que los diferencie del resto de la vía, atendiendo una demanda que desde hace años ha venido reclamando el movimiento ciclista de nuestra ciudad con escaso éxito hasta ahora.
Los manuales de infraestructuras ciclistas señalan que el color rojo destaca perceptivamente por su impacto visual, alertándonos de los espacios reservados al ciclista. Esto hace que presten más atención no solo el ciclista y el peatón, sino también el conductor cuando se halle en proximidad a un carril bici. Además, está demostrado que cuando dicha vía lleva un fondo rojo como indicador claro de que es un espacio exclusivo para las bicicletas, provoca un efecto llamada, animando a muchos ciclistas a coger la bici, lo cual favorece el aumento del número de usuarios de la bicicleta. ¿Cómo pagar 60% menos en el seguro del coche?
En países como Holanda, con una larga tradición en el uso de la bicicleta y en la creación de infraestructuras ciclistas, la aplicación del color rojo forma parte de los estándares de calidad de dichas vías. Claro que esto admite variantes interpretativas: en Sevilla, la ciudad más ciclada del país, están pintadas con un fondo verde, en referencia a la bandera autonómica de Andalucía. Más cerca, en zonas de la Comarca de Pamplona como Mutilva, Sarriguren o Ripagaina también podemos verlas con color rojo distintivo.
Sin embargo, en Pamplona, la realidad es bien distinta, y a la vez bastante caótica, lo cual está originando muchos problemas. Muchísimos ciclistas no saben distinguir entre carril bici, acera bici, acera señalizada (existente sólo en Pamplona), ciclocalle, ciclocarril, calle residencial, calle de pavimento único, calle peatonal, calle 30, calle 20 y, mucho menos, la forma correcta de circular en cada una de ellas. En la pirámide de la movilidad, habiéndole otorgado al ciclista el segundo puesto en el orden de importancia, ¿cómo se explica que no haya esa correspondencia en cuanto a estándares de calidad de las vías ciclistas? Nos remitimos a hechos concretos. El carril bici de Trinitarios que llega hasta la calle Navas de Tolosa, esquina con la calle Chinchilla, esta hecha en tres fases. En cada una de ellas se han aplicado dibujos, señales, trazados y texturas diferentes. Teniendo en cuenta que uno de los criterios de validación de los carriles bici es la “uniformidad”, queda en evidencia que las cosas se han hecho sin prestar atención al rigor técnico.
Ante esto toca hacer la pregunta de ¿se puede corregir o mejorar? Desde nuestro punto de vista la respuesta es sí, y de manera fácil. Para superficies acabadas donde se va a implantar un carril bici existe en el mercado un producto coloreado de rojo (y de otros colores), que se aplica al pavimento, llamado “lechada bituminosa pigmentable”. Además de dar color, permite la mejora de la textura o del sellado de pavimentos preexistentes, pudiéndose extender en una o varias capas de muy pequeño espesor, entre 1 y 3 mm., en función del grado de rugosidad deseado. También es de destacar su larga durabilidad. En cuanto al coste, el precio sería de unos 7 euros por metro cuadrado, dependiendo de los componentes y de las capas aplicadas, con una durabilidad de siete años. Pasado ese tiempo, la aplicación del tratamiento de mantenimiento se reduce a 4 euros por metro cuadrado cada siete años. ¿Merece la pena invertir en esa mejora, en beneficio de la movilidad ciclista? No tenemos la menor duda de que si los beneficiarios de la aplicación de dicho producto fueran los usuarios del transporte público e incluso los usuarios del coche (que ocupan el 3º y 4º lugar en el orden de importancia de la pirámide de la movilidad) se harían las correspondientes mejoras de inmediato.
Los expertos consideran que la calidad de las vías ciclistas, y no tanto su extensión, es claro indicador del grado de interés, de la voluntad y el compromiso que prestan los ayuntamientos en fomentar la movilidad ciclista.
Asociación Medios de Transporte Saludables (AMTS) .