Artículo de opinión publicado en el Diario de Navarra. Viernes 14 de octubre de 2016
Los peores enemigos de la bicicleta en el medio urbano no son los coches, sino los prejuicios en contra del uso de la bicicleta como medio de transporte habitua
Margot Wallström (excomisaria europea de Medio Ambiente)
En
la historia de la bicicleta de Pamplona hay tres momentos históricos, entre otros,
que pasarán a la posteridad junto con sus protagonistas.
El
primero, en el año 2004, una encuesta encargada por el Ayuntamiento de Pamplona
puso de manifiesto que el 36% de los ciudadanos encuestados se sentían
ciclistas potenciales dispuestos a utilizar la bicicleta siempre y cuando
hubiese carriles bici (Diario de Navarra, 8 de septiembre de 2004). Posteriormente,
una encuesta de CIES, durante la campaña electoral de las últimas elecciones
municipales en Pamplona, señaló que la carencia de carriles bici en muchos
barrios era considerado el principal problema de la ciudad (D.N. de 16 de mayo
de 2015).
Por último,
el tercero y más importante. En fechas recientes hemos conocido el nuevo Plan
de Movilidad Sostenible, que aborda un importante proyecto integral y persigue un
triple propósito: crear una red de carriles bici, para que la movilidad en bicicleta,
por fin, pueda estar al alcance de todos con comodidad y protección. A la vez,
establecer carriles bus para que el servicio de transporte público pueda
mejorar considerablemente su velocidad comercial. Y un tercer objetivo: que el
coche, lejos de sentirse discriminado, sea el verdadero protagonista del
calmado de tráfico. El estudio del plan ha corrido a cargo de la empresa más
prestigiosa del país en la materia, Consultora GEA21, por encargo del Área de
Ecología Urbana y Movilidad del Ayuntamiento de Pamplona. Pero este
trascendental informe que iba a encauzar las políticas municipales en materia
de movilidad sólo ha durado unas semanas. El miércoles 5 de octubre, nuestras
bicicletas se encontraron con un tercer freno sobre sus ruedas. Con los votos a
favor de UPN, Geroa Bai y PSN y la abstención de EH Bildu y el voto en contra
de Aranzadi e I-E, la comisión aprobó paralizar de forma inmediata el estudio
para la nueva red de carriles bici. Me pregunto si los grupos políticos
responsables de dicha paralización se han planteado la repercusión que pueda
tener en las urnas de las próximas elecciones, por parte de sus militantes y
seguidores.
Por
otro lado, también ha habido voces discrepantes por parte de los detractores de
los carriles bici. Aunque yo no comparta esta visión, sus opiniones y críticas,
cuando son constructivas, me parecen igual de respetables que las de quienes estamos
a favor, pero entiendo que sería injusto e inadmisible que pretendieran
obstaculizar los esfuerzos legítimos de quienes pretendemos salvar dicho plan
ciclista, si aún es posible, puesto que la inmensa mayoría de los ciclistas están
a favor de los carriles bici.
Los
carriles bici no son la solución a todos los problemas que tienen planteados
los ciclistas, pero sí son parte importantísima de la solución. Para comprobar
esto, ya no hace falta viajar a la Europa de las bicicletas, nos basta con ir a
Sevilla, San Sebastián, Vitoria, Zaragoza y otras ciudades que han apostado con
decisión por ellos. Asimismo, la Federación Europea de Ciclismo y la
coordinadora estatal Conbici, que aglutina a 58 asociaciones ciclistas del
país, hacen la misma defensa sobre la validez de dichos carriles bici.
Pero
también hay que señalar que una buena política para la bicicleta requiere de
todo un modelo integral, en el que se combine una red básica y conexa de vías
ciclistas y una rigurosa política de calmado de tráfico, además del fomento de
una cultura ciclista que incluya la educación vial.
Jesús
Sukuntza
Ciclista Urbano y miembro del Observatorio de la Bicicleta
de Pamplona