Artículo de opinión publicado en el Diario de Navarra. Sábado 17 de septiembre de 2016
En la era en la que vivimos, la era de la modernidad del automóvil, nos han hecho creer que el uso del coche es irrenunciable, que éste debe acompañarnos para todo y en todo momento, como si fuera un apéndice de nuestros pies. Sin embargo, nadie nos cuenta con rigor cuánta repercusión económica tiene en nuestras vidas.
En la era en la que vivimos, la era de la modernidad del automóvil, nos han hecho creer que el uso del coche es irrenunciable, que éste debe acompañarnos para todo y en todo momento, como si fuera un apéndice de nuestros pies. Sin embargo, nadie nos cuenta con rigor cuánta repercusión económica tiene en nuestras vidas.
Mantener un coche propio supone un capricho desorbitado si lo valoramos en función del tiempo de uso efectivo, ya que un automóvil permanece aparcado aproximadamente el 95% de su tiempo útil. ¿Se han preguntado alguna vez el gasto total que supone ser propietario de un coche particular? Con el ejemplo que les pongo, les invito a que cojan papel y bolígrafo y hagan sus propios cálculos.
El estudio parte del supuesto de que se compra un vehículo de gama media y nuevo, con el que se recorren 180.000 kilómetros a lo largo de una vida útil de 12 años (una media de 15.000 kilómetros anuales), y se excluyen gastos correspondientes a peajes, aparcamientos, reparaciones ajenas al mantenimiento habitual e intereses derivados de préstamos al consumo para su financiación.
Empecemos: el coste medio de adquisición de un vehículo nuevo, descontadas las ayudas, ronda los 20.500 euros. Tratándose de un coche a estrenar, se contrata, durante los dos primeros años, un seguro a todo riesgo, con un coste anual de 1.367 euros, mientras que los restantes diez años se deja un seguro a terceros (373 euros anuales).
Evidentemente, a la criatura hay que darle de comer: sólo los repostajes de gasolina nos supondrían 14.742 euros en los doce años que conservamos el coche (considerando un consumo de 7 litros/100 kilómetros y un coste de la gasolina de 1,17 euros por litro). Si optáramos por un motor de gasoil, la cuenta sería un poco más económica, ya que con un consumo medio de 5,5 litros a los 100 kilómetros y un precio de 1,04 euros por litro, “sólo” nos habremos gastado 10.296 euros. Así que promediando ambas modalidades, el combustible de un automóvil nos sale por 12.519 euros.
El mantenimiento periódico también se lleva un buen pellizco. Por ejemplo, si cambiamos los neumáticos cada 40.000 kilómetros y en cada ocasión nos dejamos 400 euros, tendremos un total de 1.600 euros; por su lado, el cambio de aceite, cada 15.000 kilómetros, nos supondrá 1.100 euros (suponiendo un coste medio de 100 euros). Y, por último, la sustitución de elementos de desgaste como batería o embrague se llevarán como mínimo otros 2.000 euros.
Pasemos a las tasas. Cada año, el impuesto de circulación nos supondrá una cantidad aproximada de 70 euros (840 euros) y nos tocará pasar 6 veces la Inspección Técnica de Vehículos (unos 30 euros), 180 euros más.
Así que, haciendo todas las cuentas, el coste total del coche durante los doce años que va a estar en nuestro poder será de 45.203 euros, 3.767 euros al año. Recorrer un solo kilómetro con nuestro coche nos cuesta 25 céntimos. Puesto que el sueldo medio neto en Navarra el año pasado ascendió a 19.588 euros, dedicamos dos meses y diez días de nuestro salario anual a costear el coche. Es decir, ¡hasta el 11 de marzo trabajamos exclusivamente para el coche! O si lo prefieren, 1/5 horas de nuestra jornada laboral, un 20 %.
Es evidente que estos datos, en el contexto de crisis económica y precariedad laboral que vivimos, invitan a reflexionar y a cuestionar seriamente la conveniencia de poseer un coche en propiedad, incluso si los descontextualizamos de otras cuestiones como la sostenibilidad y la contaminación.
Jesús Sukuntza
Ciclista Urbano y miembro del Observatorio de la Bicicleta de Pamplona